Los carriles para los vehículos de alta ocupación, conocidos en España como Bus-VAO, suelen tener las mismas normas en todos los países: la principal es que el coche debe llevar, como mínimo, un par de ocupantes. A pesar de ello, la tentación de usarlos para evitar un atasco es grande.
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En París, las vías de circunvalación han reducido la velocidad máxima a 50 km/h y el carril izquierdo está reservado para vehículos compartidos: aquellos en los que vayan dos o más personas, taxis, VTC, transporte público, fuerzas del orden…
Para conseguir que los conductores cumplan con esta nueva normativa, en Francia han recurrido a la tecnología. O lo que es lo mismo: a unos nuevos radares. Casi dos meses después de su implantación, la tasa de cumplimiento oscila, diariamente, entre el 30 y el 50% en el mejor de los casos.

Miles de multas en 21 días
Informa Le Parisien que, en consecuencia, los 10 radares instalados en París para controlar el cumplimiento del uso de este nuevo carril han estado muy activos. Tanto es así que, entre el 2 y el 23 de mayo y durante el horario de funcionamiento del sistema (de lunes a viernes de 7:00 a 10:30 y de 16:00 a 20:00) se han firmado más de 4.400 multas: cada una de 135 euros.
Los fabricantes aseguraron, en su momento, que la tasa de error de los conocidos como radares negros se situaba por debajo del 1%. Por lo tanto, es, prácticamente, imposible engañarlos.
Los radares negros de París
Los radares negros deben su nombre al color de los dispositivos de Pryntec, una de las dos empresas que los fabrica. Los de Fareco, la otra compañía, son circulares y los tonos empleados van del gris al negro.
Vigilan cuántas personas van en cada vehículo. La tecnología que usan es capaz de diferenciar entre un humano y un maniquí gracias a un sistema de infrarrojos (Fareco) y a las cámaras térmicas (Pryntec).

Su software de inteligencia artificial analiza las imágenes del habitáculo. Tal y como aseguran Pryntec y Fareco, es imposible engañarlos. Funcionan, incluso, si las ventanillas están tintadas y son capaces de analizar coches que circulan hasta a 130 km/h.
La instalación de los radares negros se hace para que quede a la altura del parabrisas para, así, poder analizar los coches que circulan por el carril reservado para vehículos compartidos.
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