En un vídeo que circula con fuerza en Facebook, el mecánico de un taller en Leganés (Madrid) deja boquiabiertos a miles de usuarios al revelar un método tan ingenioso como inesperado: limpiar la carbonilla del motor utilizando cáscara de nuez pulverizada. Ese elemento que se deshecha a la hora de limpiar las nueces es una excelente materia prima para la limpieza de los conductos del motor.
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La escena muestra cómo se aplica este tratamiento a través de una máquina de aire a presión. El polvo de cáscara, lanzado a alta velocidad, recorre los conductos y elimina los residuos sin dañar componentes delicados. La transformación es visible al instante: los conductos del motor, ennegrecidos por la carbonilla, recuperan su aspecto original en cuestión de minutos.
Alternativa más suave
El secreto de esta técnica está en las propiedades del propio material. La cáscara de nuez, aunque parezca frágil, posee una textura lo bastante abrasiva como para limpiar a fondo, pero sin llegar a ser agresiva con los materiales, a diferencia, por ejemplo, de la arena. Esto la convierte en un medio de granallado ideal para trabajos delicados.
Diseñada para aplicaciones de chorro de aire seco, esta opción ecológica permite eliminar pintura, grasa o suciedad de superficies como aluminio, latón o chapas finas, respetando por completo la integridad del material.

Sostenibilidad para el taller
Cada vez más mecánicos y profesionales del mantenimiento apuestan por el granallado con cáscara de nuez. No solo por su eficacia, sino también por su carácter sostenible y no tóxico. A diferencia de otros materiales usados para devastar, la cáscara de nuez molida es un material orgánico y que se encuentra en grandes cantidades. Lo que antes era un simple residuo, hoy se ha convertido en una herramienta clave en la mecánica.

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